Los cabeceros de forja le dan un aspecto único a tu cama. A la hora de elegir el mejor, tienes que conocerlo a fondo. Existen diferentes colores y formas a lo que prestar atención. Al fin y al cabo, se trata de integrarlos en la decoración de tu habitación. ¿Qué debes tener en cuenta? Descúbrelo a continuación.
Las claves de un cabecero de forja
Un cabecero de forja es una elección que siempre debes tener en cuenta. Su aspecto es una de las características que más lo definen. Tiene una personalidad propia, fácil de reconocer y adopta un sinfín de patrones decorativos. Puedes encontrarlo con formas orgánicas similares a plantas, geométricos o clásicos. Así, consigues que tu cama adquiera un toque único que la hará destacar.
Por regla general, se fabrican en hierro forjado, un material resistente, fácil de limpiar y de gran belleza. Además, puedes combinarlo con otros materiales, como la madera o el cristal. Esto aumenta las posibilidades decorativas del cabecero, el cual se convertirá en una pieza única. La tela es otra alternativa que otorgará calidez a la habitación.
Los diseños son muy variados, tanto como el gusto de cada persona. Ya sea con forma de biombo o imitando a una flor, te quedarás maravillado cada mañana al contemplarlo. Se adaptan sin problemas a la decoración de tu habitación, ya que pueden integrarse con facilidad. No obstante, te ayudan a darle protagonismo a la cama y situarse como el foco que atrae todas las miradas.
Mil y un colores
Uno de los aspectos que debes tener en cuenta es el color. Quizás te estés imaginando un cabecero de forja negro o grisáceo. Estos son los colores que puede adoptar el hierro, pero hay muchas otras posibilidades. Puedes pintarlos como creas conveniente. El blanco siempre es una alternativa a la que prestar atención, en especial para habitaciones donde la luz juega un papel importante.
Los colores vibrantes y vivos, como el rojo o el amarillo, le darán vida a toda la habitación. Contribuirán a llamar la atención sobre el propio cabecero. Así que, no dudes en vestir tu cama con textiles a juego y que realcen el cabecero. De esta manera, conseguirás un toque moderno, atrevido y que te hará sentirte lleno de energía cuando te levantes.
Otra alternativa son los colores pastel, una opción para un dormitorio infantil o juvenil. Son tonos tranquilos y claros que invitan al descanso. Además, en función del color que elijas, puedes crear un estilo romántico. Por ejemplo, un cabecero de rosa pálido es una alternativa muy interesante. El material seguirá destacando por su belleza, la cual realzará el tono elegido.
Por último, los colores clásicos, como el negro o el marrón, son adecuados para una habitación de invitados. Un tono cobrizo también entra dentro de este grupo, el cual ayuda a conseguir una decoración vintage. Por tanto, fíjate bien en el color que quieres utilizar para obtener los mejores resultados. Tienes a tu alcance una amplia variedad de tonos.
¿Es mejor que otros tipos de cabecero?
Un cabecero de forja destaca por la resistencia de sus materiales, estética e infinitas formas. Cuando lo comparas con otro, no dejes de tener en cuenta las características clave. Por ejemplo, uno de madera resulta más funcional, ya que puedes utilizar a modo de repisa, pero es menos atractivo. Aunque adopta una amplia variedad de aspectos.
También destacan los cabeceros acolchados o tapizados. Son decorativos, elegantes y muy coloridos. Sin embargo, su resistencia y facilidad de limpieza no igualan a uno de forja. El polvo se irá acumulando sobre el tejido, al igual que las manchas. Asimismo, es posible que no puedas desmontarlo para lavarlo, lo cual supone una pega importante.
Un tipo de cabecero poco común es el de caña. Es una opción estética, ligera y económica. Se fabrican a partir de mimbre, el cual se trenza para adoptar diferentes patrones. Al compararlo con el forjado, este último cuenta con una mayor resistencia al paso del tiempo y su peso es reducido. Sus capacidades decorativas son similares, ya que ambos aportan un toque diferenciador a una habitación.
Al final, el de forja es una mejor alternativa para el largo plazo. Sus diseños son atemporales, el mantenimiento es bajo y puedes pintarlo las veces que quieras. Resistirá el paso del tiempo sin problemas y, en caso de que surjan, puedes aplicar tratamientos para cuidarlo y potenciar sus características. Así que, si estás buscando un material de calidad, el hierro forjado es la elección idónea.En definitiva, los cabeceros de forja te va a encantar. Encajan en cualquier habitación, sus características son sobresalientes y sus diseños variados. Además, consiguen unos mejores resultados que la mayoría de sus competidores. Obtendrás un elemento decorativo singular y que permanecerá en buen estado durante los próximos años. Sin duda, una compra acertada.